sábado, 18 de septiembre de 2010

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A pesar ya de sus 28 años aun permanece perenne en su juvenil sillón naranja.No importa cuantas veces le mire.
Aunque a veces no reciba todo el amor que merece,en mis días lluviosos el siempre permanece allí,en las sombras de su eterna inocencia.A menudo su tamaño le traiciona,dándole así su particular atisbo de niñez.Su ropa,sus juguetes parecen los de un niño,pero quien lo diría.
De vez en cuando sus inquietos ojos marrones parecen implorar algo de caso,y otras parece un ser tan voraz cual león en libertad.
Sus cosas parecen siempre tiradas por el suelo,pero en realidad están cuidadosamente colocadas a mi lado.
Alguna que otra vez le observo mientras duerme en plena noche,deseando saber que pasa por su cabecita,y entonces su gemidos somnolientos desvelan que sigue soñando con su mundo perfecto, y mientras tanto, el tiempo pasa,y su aparente juventud seguirá siempre para mi inconclusa.

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